Dj Frank
Harto de tanto silencio...
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viernes, 9 de septiembre de 2011
Cuánto tiempo!
Mientras tanto, reciban un fuerte abrazo y prometo regresar pronto.
viernes, 3 de junio de 2011
Mayo 2011
Pues tenía un poco abandonado el blog, pero el otro día que me metí al de Don Rosco y leí el suyo, me dije que ya venía siendo hora de retomarlo.
Sábado 14 de mayo, poco antes de las nueve de la noche. Una llamada me saca de concentración y me levanto de la mesa donde estoy armando un rompecabezas de 2000 piezas.
Es Mau, quien nos invita, a Moni y a mí al concierto de U2 al día siguiente. Aceptamos con gusto. Detallazo!
El domingo nos quedamos de ver con él y con Tony, y luego de comer en el Italianis de Gran Sur (por cierto, que mal está el servicio!), dejando el coche en el estacionamiento, emprendemos la marcha rumbo al coloso de Santa Úrsula. Miles de personas también avanzan por la avenida. Conforme nos acercamos, más y más gente se acumula. Entramos, y entre un mar de personas nos abrimos paso hasta el túnel 3. Mau nos ha obsequiado boletos de $2600 cada uno y su ubicación es muy buena. La multitud está en todas partes. Regreso al Estadio Azteca luego de más de 10 años. Es impresionante el lleno absoluto. Se estima que hay poco menos de 120,000 personas sentadas y otras 30,000 en la cancha. Empieza a correr la cerveza. Un robo por cierto. $80 el vaso grande que lo componen 2 cervezas. Lo menos que puedo hacer es invitar a Mau. Comienza a oscurecer. Son las 8:35pm cuando en las enormes pantallas, aparece el nombre del grupo invitado encargado de abrirle a U2: Nada menos que Snow Patrol.
Luego de dos canciones, el vocalista dice que su equipo de futbol se acaba de coronar en la Liga Premier y se quita la camisa, revelando la camisa de la selección mexicana del mismísimo Chicharito, con su inconfundible número 14 en el dorso. La multitud aplaude y la cerveza salpica. Canciones como Chasing cars, Run o Just say yes hacen vibrar a todo el Estadio.
Se despiden y cerca de 40 personas se apresuran a desmontar el escenario. Media hora y otra cerveza más tarde, suena a todo volumen Space Oddity de David Bowie. El cielo ha sido misericordioso hasta el momento y no ha llovido, a pesar de haber estado crispado. En las pantallas, se aprecia que los integrantes de U2 avanzan hacia el escenario, vacilantes ante las 150,000 cabezas que los vitorean. Sin saludar ni nada, comienzan a toca Even better than the real thing. La emoción se desborda.
No podían omitir tocar temas como One, beautiful day, new year’s day, Sunday Blooddy Sunday, All I want is you, o Whith or without you. Se le agradeció a Bono que a mitad del concierto se haya tomado unos minutos para preguntar por qué Estados Unidos no para de quejarse por la droga proveniente de México, y por qué no dice nada del tráfico ilegal de armas a nuestro país. Critica duramente a los gringos y se declara fanático de México. Pero no del México de los prepotentes como los hijos de Zedillo que ocasionaron que U2 no trajera su tour Elevation.
2 cervezas más. Un total de 4, es decir 8 cervezas. Termina el concierto y comienza la desbandada. Es el caos. Nadie avanza. Hay golpes y empujones. Rodeo a Moni con los brazos para protegerla. Poco a poco comienzan a avanzar y la tensión se va disipando. Finalmente salimos de ahí y emprendemos el retorno, en medio de las calandrias que querían cobrar por poco más de setecientos metros, $100 por persona. Me rehúso a ser asaltado de esa forma. Poco más de veinte minutos de andar y llegamos a Gran Sur. Para nuestra sorpresa, la fila para validar el boleto del estacionamiento, pasa de las 100 personas, por lo que perdemos una hora más. Para no ahondar más en la pesadilla del regreso, únicamente referiré que nos acostamos poco antes de las 3am, y en este momento en que escribo esta breve reseña, se me cierran los ojos. Y como no, si únicamente he dormido cuatro horas y el café de aquí es infame.
En fin, hasta la próxima.
martes, 2 de noviembre de 2010
Las Vegas...
Pasando a otro tema, qué bien estuvo el viajecito a Las Vegas! Eso si, muy cansado estar yendo y viniedo de hotel en hotel, pues los muy atascados tienen fachadas de más de medio kilómetro, y el ir por debajo (muchos hoteles se comunican entre sí) es más cansado aun. La comida es muy buena, los buffets de excelente calidad, todo en cantidades monstruosas, impecables. Los hoteles pareciera que compiten unos con otros para demostrar quién puede ser más atascado, más perfeccionista, más ostentoso, quién puede más (los hoteles nuevos como el Palazzo, el Wynn, el Encore, sin dejar a un lado el Bellagio, el Mirage o el Cesar’s Palace). Luces y más luces. Todo es derroche. Oscurece y la gente inunda las calles con cerveza en mano. Los casinos de poca monta están abarrotados. En ellos, la ruleta está en $4 la apuesta mínima (no como en el resto de casinos, en donde te obligan a apostar $10 por ronda). Me siento un rato con $20. Casi todos solamente apuestan a rojo/negro o par/non. Pocos parecieran conocer a fondo las reglas. Yo tampoco las conozco, menos aun que mi estrategia de apostar a 6 números me la han tachado de ilegal y no válida por uno más de los tantos (por no decir miles) orientales que trabajan de dealers en los casinos. Aun así me mantengo sin perder. Volteo a ver a Moni, quien se ha ido al asiento de una tragamoneda a unos seis pasos y que tiene un semblante de pocos amigos. Está harta. No ha querido ni siquiera sentarse en la misma mesa y jugar. Entonces apuro mis fichas, arriesgando innecesariamente lo poco que había ganado, casi deseando perderlo todo. Los hados no me han sonreído este viaje y lo pierdo todo. Me levanto. La experiencia de haberme sentado en uno de esos casinos jodidones, donde todo está amontonado y medio sucio, con un Subway de fondo, con dealers chinos que medio hablan inglés, ha sido muy buena.
Como dicen, al final, la casa siempre gana. No he visto en todo el viaje a alguien que realmente haya ganado algo sustancial, alguna cantidad de más de 4 cifras. Los que más se emocionan, eso sí, son los que juegan dados. Solo que no entiendo muy bien sus reglas y siempre estaban abarrotadas las mesas. Creo que mejor iré al hipódromo y aprenderé a jugar ahí, en uno de esos lugares como Caliente o Yak. Casinos del Dr. Simi. Lo mismo pero más barato.
El Palazzo, ala nueva del Venetian, hotel donde nos alojamos, está llena de personas disfrazadas por motivo del Halloween. Los disfraces más originales que haya visto: Nacho Libre, un cúmulo de pitufos, los personajes de Street Fighter, hasta los mineros chilenos recién rescatados. En fin, toda una experiencia. Hasta la próxima!
miércoles, 13 de octubre de 2010
El fin de semana...
Luego al regresar fue lo mejor, pues con el agobiante calor, lo mejor fue una nadadita para refrescarse, seguido de una fría cerveza. El momento de la relajación.
Luego encendí en tiempo record el carbón en el asador de la palapa y comimos cecina y longaniza deliciosa para completar la tarde. Entrada la noche, sacamos la ruleta y jugamos como hasta la 1am. Debo confesar que ahora cambié mi estrategia, pues en Las Vegas mínimo se deben apostar 10 fichas, y en 2 semanitas estaremos por aquellos rumbos. Como bien dicen, la banca siempre gana. Espero tener mejor suerte la próxima vez.
Por cierto, creo que el sombrero que le trajo Don Rosco a mi papá a principios del año pasado me queda muy bien. Un pequeño tributo a mi papá, que estoy seguro que quisiera que alguien lo usara.
martes, 5 de octubre de 2010
Cuánto tiempo!
En fin, tantos recuerdos por un buen trago de cerveza…
Y antes de cerrar esta entrada, debo decir que mi primera experiencia en el hipódromo fue muy grata, además creo que apostando con el método francesco puedo ganar o al menos no perder. Le atiné al ganador de las primeras 4 carreras! Ahora le haré caso a Moni: apuéstale bien cuando tengas una corazonada! Eso haré la próxima vez. Seguro ganaré y les contaré aquí mismo. Mientras tanto, intentaré aplicar mi método en la ruleta este próximo fin de semana en Tlayacapan y en 3 semanas en Las Vegas.
martes, 21 de septiembre de 2010
sábado, 7 de agosto de 2010
La tradición pizzera...
Por último, al ver que la segunda masa había crecido en demasía, decidí por cortar un trozo mediano y hacer un calzone que rellené con pesto y abundante queso. Exquisito!!! Las fotos no me dejarán mentir…
Antes de hornear:
Justo antes de disfrutar:
La verdad fue una experiencia nueva, confieso no haber elaborado nada parecido nunca, pero eso sí, tengo una buena mano para la cocina!
Algunos de los errores más comunes de pizzeros mediocres y sin talento culinario, que han vejado a este noble alimento, son:
· Elaborar la masa sin una buena receta (luego pareciera que utilizan masa de bolillo);
· No ponerles una adecuada salsa de tomate o ni siquiera ponerles (en una ocasión hice un pedido en una de esas pseudo pizzerías que todos los días son 3 X 1, y les dije: “No olviden ponerle mucha salsa de tomate”. Cuando la recibí, la pizza no tenía ni una gota de salsa, pero eso sí, me habían adjuntado como 8 sobres de cátsup…); en otras ocasiones le ponen puré de tomate! Dónde quedó la albahaca? El orégano? El aroma de las finas yerbas?
· Utilizar un queso que se derrite como si fuera leche y cuyo sabor es infame;
· Utilizar un “jamón” que es tan corriente y cortado tan grueso que parece mortadela;
· Poner los ingredientes en trozos grandes (deben estar cortados en pequeños trozos y bien distribuidos a lo largo de toda la pizza);
En fin, para el que se lo esté preguntando, la respuesta es SI, soy catador de pizzas!