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viernes, 3 de junio de 2011

Mayo 2011


Pues tenía un poco abandonado el blog, pero el otro día que me metí al de Don Rosco y leí el suyo, me dije que ya venía siendo hora de retomarlo.
Sábado 14 de mayo, poco antes de las nueve de la noche. Una llamada me saca de concentración y me levanto de la mesa donde estoy armando un rompecabezas de 2000 piezas.
Es Mau, quien nos invita, a Moni y a mí al concierto de U2 al día siguiente. Aceptamos con gusto. Detallazo!
El domingo nos quedamos de ver con él y con Tony, y luego de comer en el Italianis de Gran Sur (por cierto, que mal está el servicio!), dejando el coche en el estacionamiento, emprendemos la marcha rumbo al coloso de Santa Úrsula. Miles de personas también avanzan por la avenida. Conforme nos acercamos, más y más gente se acumula. Entramos, y entre un mar de personas nos abrimos paso hasta el túnel 3. Mau nos ha obsequiado boletos de $2600 cada uno y su ubicación es muy buena. La multitud está en todas partes. Regreso al Estadio Azteca luego de más de 10 años. Es impresionante el lleno absoluto. Se estima que hay poco menos de 120,000 personas sentadas y otras 30,000 en la cancha. Empieza a correr la cerveza. Un robo por cierto. $80 el vaso grande que lo componen 2 cervezas. Lo menos que puedo hacer es invitar a Mau. Comienza a oscurecer. Son las 8:35pm cuando en las enormes pantallas, aparece el nombre del grupo invitado encargado de abrirle a U2: Nada menos que Snow Patrol.
Luego de dos canciones, el vocalista dice que su equipo de futbol se acaba de coronar en la Liga Premier y se quita la camisa, revelando la camisa de la selección mexicana del mismísimo Chicharito, con su inconfundible número 14 en el dorso. La multitud aplaude y la cerveza salpica. Canciones como Chasing cars, Run o Just say yes hacen vibrar a todo el Estadio.
Se despiden y cerca de 40 personas se apresuran a desmontar el escenario. Media hora y otra cerveza más tarde, suena a todo volumen Space Oddity de David Bowie. El cielo ha sido misericordioso hasta el momento y no ha llovido, a pesar de haber estado crispado. En las pantallas, se aprecia que los integrantes de U2 avanzan hacia el escenario, vacilantes ante las 150,000 cabezas que los vitorean. Sin saludar ni nada, comienzan a toca Even better than the real thing. La emoción se desborda.
No podían omitir tocar temas como One, beautiful day, new year’s day, Sunday Blooddy Sunday, All I want is you, o Whith or without you. Se le agradeció a Bono que a mitad del concierto se haya tomado unos minutos para preguntar por qué Estados Unidos no para de quejarse por la droga proveniente de México, y por qué no dice nada del tráfico ilegal de armas a nuestro país. Critica duramente a los gringos y se declara fanático de México. Pero no del México de los prepotentes como los hijos de Zedillo que ocasionaron que U2 no trajera su tour Elevation.
2 cervezas más. Un total de 4, es decir 8 cervezas. Termina el concierto y comienza la desbandada. Es el caos. Nadie avanza. Hay golpes y empujones. Rodeo a Moni con los brazos para protegerla. Poco a poco comienzan a avanzar y la tensión se va disipando. Finalmente salimos de ahí y emprendemos el retorno, en medio de las calandrias que querían cobrar por poco más de setecientos metros, $100 por persona. Me rehúso a ser asaltado de esa forma. Poco más de veinte minutos de andar y llegamos a Gran Sur. Para nuestra sorpresa, la fila para validar el boleto del estacionamiento, pasa de las 100 personas, por lo que perdemos una hora más. Para no ahondar más en la pesadilla del regreso, únicamente referiré que nos acostamos poco antes de las 3am, y en este momento en que escribo esta breve reseña, se me cierran los ojos. Y como no, si únicamente he dormido cuatro horas y el café de aquí es infame.
En fin, hasta la próxima.

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