Luego al regresar fue lo mejor, pues con el agobiante calor, lo mejor fue una nadadita para refrescarse, seguido de una fría cerveza. El momento de la relajación.
Luego encendí en tiempo record el carbón en el asador de la palapa y comimos cecina y longaniza deliciosa para completar la tarde. Entrada la noche, sacamos la ruleta y jugamos como hasta la 1am. Debo confesar que ahora cambié mi estrategia, pues en Las Vegas mínimo se deben apostar 10 fichas, y en 2 semanitas estaremos por aquellos rumbos. Como bien dicen, la banca siempre gana. Espero tener mejor suerte la próxima vez.
Por cierto, creo que el sombrero que le trajo Don Rosco a mi papá a principios del año pasado me queda muy bien. Un pequeño tributo a mi papá, que estoy seguro que quisiera que alguien lo usara.
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