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domingo, 27 de junio de 2010

Fiebre mundialista, 3a parte: la decepción.

No hubo ninguna sorpresa. Quienes vaticinaban que ahora si México lograría hacer historia, se equivocaron una vez más. Fue muy doloroso ver caer a los nuestros de esa forma, primero con un gol en clarísimo fuera de lugar (qué pasa con los árbitros en este Mundial??? pimero el gol que no le valieron a Inglaterra y luego este...) y luego el error garrafal, de primaria, de Osorio. A muchísimos se los dije desde el prinicpio, Osorio NO debía estar en la selección. Espero que ahora si me crean. Espero llegar a saber algún día por qué el Vasco nunca buscó pasar en primero del grupo, por qué se quiso conformar con el segundo lugar que nos llevaría directo contra los malditos y sencishitos chés. Los errores se pagan y así fue. México tenía con qué, pero no pudo haber sorpresa sencillamente porque primero un árbitro de la mafia siciliana y sus secuaces que tenía por abanderados, no vieron un enorme fuera de lugar del tamaño de China. Luego Osorio y sus dos piernas de palo nos rompió el sueño. El único gol que valió fue el tercero, no lo niego.


Otro mundial. Otro sueño roto. Otra esperanza fallida. Y más allá del coraje que sentí en el momento en que vi el marcador cuando silbaron el final del encuentro, cumpliré mi promesa de no acudir a comer a ningún restaurante argentino en medio año.

Ni modo, ahora a morir con la selección de Alemania. No tolero ver un futbol que juegue a las caiditas, a tratar una y otra vez de engañar al portero, como el juego de los pupilos del drogo ese de Marradonna. Los tocan y se caen con semblante de dolor, como si trajeran la pata rota. Hasta jugando futbol son cagantes!

En fin, hasta la próxima querido lector.

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