Ya no será igual...

Definitivamente atrás quedaron aquellas navidades en que mis hermanos y yo, entusiasmados, empezábamos con aquel desfile de cajas y empezábamos a poner el árbol de Navidad. Siendo más precisos, por ahí del 20 de noviembre. Juntos colocábamos las luces, las esferas, convivíamos como hermanos, nos burlábamos unos de los otros, recordábamos divertidas anécdotas de navidades pasadas. Ahora ya no será igual. Don Rosco se ha ido a Australia y no volverá sino hasta el próximo año, y Jordi se va con Paloma y Valeria a su pueblo a pasar la Navidad allá. La apatía se ha adueñado por completo de mis papás, o la verdad es que es el reflejo de cierta nostalgia, de las cenas en mi casa, de los comelitones de camarones al ajillo y recientemente, a la "Francesco". La música griega que nos acompañaba durante toda la velada y que remataba con la ya célebre frase "a dormir que mañana tenemos que madrugar", y es que por años, la tradición familiar era partir rumbo al paraíso del shopping justo en pleno 25 de diciembre.

Ya no será igual, cada vez más surgen visicitudes que lo impiden. Todo cambia, lo sé, pero en el fondo se extraña.